El nombre del intento de Mauricio Garcés que usted ve aquí a un ladito es Carlos Mauricio Mimiaga Sánchez y es, en pocas palabras, un hijo de la gran puta.
Su profesión es “Chichifo” o lo que viene siendo estafador, lambiscón, mentiroso, malparido, garulla, bergaja, fulera, guaricha y, para acabar pronto, un maldito cerdo zombie.
Este pendejo, al que por mera cortesía llamaré hombre, tuvo a mal meterse en la cama de un amigo y terminó rompiéndole a él su corazón y a mí la paciencia.
La historia parece una jodida novela, pero tenga en cuenta, querido lector, que es exactamente como se la voy a contar.
El asunto inicia justo cuando, por gracia de todos los Santos, su relación se fue directo y sin escalas a chingar su madre. Semanas después, buscando distraerse un rato, entró en un chat, donde contactó con un chico y empezaron con lo clásico, ya saben: ¿Cómo te llamas?, ¿de dónde eres? y ¿cuándo cogemos?
Acto seguido, pasaron a espulgar sus vidas amorosas:
X – Acabo de terminar una relación.
Y – Yo llevo rato saliendo con alguien, pero no sé.
X – ¿Qué no sabes?
Y – Es que no sé si andamos o no. Y yo lo quiero mucho, pero está atravesando por una mala racha y a cada rato me pide dinero.
X – ¿Dónde he escuchado eso?
Y – ¿Cómo?
X – Es que con mi ex me pasaba lo mismo.
Y – ¿Y cómo se llama tu ex?
X – Mauricio
Y – ¿Mauricio qué?
X – Mimiaga
Y – ¡No mames, no mames, no mames!
X – ¿Qué?
Y – Estamos hablando del mismo
Silencio incómodo…
Una vez superada la sorpresa de hablar del mismo cabrón, tuvieron tiempo de comparar historias, anécdotas, fotos y demás.
En ambos casos y en otros de los que después se enterarían, Carlos Mauricio Mimiaga Sánchez se presenta como dueño de una agencia de viajes que se vino abajo luego de un terrible secuestro del que para salir con vida, tuvo que entregar toooooda su fortuna. Además se dice padre abnegado de dos hijos que cada dos por tres se enferman y lo obligan a quedarse en el hospital muchas noches.
Sí, ya sé. Parece la historia de Pepe, el Toro y hasta la más chorreada desconfiaría. Pero tiene un as en la manga que hará creer hasta el más incrédulo.
tuvo la gracia de salir del vientre de Graciela Sánchez quien tiene a bien invitar a cada uno de los novios de su hijito
iene una puta madre que avala cada cosa que dice.
que se vino abajo luego de un terrible secuestro. Se muestra vulnerable, pone cara de perro apaleado mientras muestra un interés desmedido por su presa.
¡Qué guapo, qué hermoso, qué precioso! Quiero todo contigo. Y todo lo obtiene. Primero como ayuda para pasar la mala racha, luego como manutención y remata con grandes préstamos que en nombre de su gran amor solicita.
Y así va por la vida, buscando amor y sacando dinero hasta debajo de las piedras. Con mi amigo fueron 80 mil pesos que, desde luego, jamás recuperará.
Así que, por el bien de su bolsillo y su corazón, grábese bien el rostro de este hijo de puta. Y si un día tiene la desgracia de encontrárselo, escúpalo, patéelo y si puede córtele los huevos.
Yo guardo la esperanza de que Carlos Mauricio Mimiaga Sánchez pague todo lo que ha hecho. Pero mientras ese día llegue, ayúdeme a contarles esta historia a sus hijos, a sus esposos, a sus nietos, a sus amantes y a sus asesinos seriales favoritos.
Entre más personas conozcan esta historia menos víctimas habrá en el mundo.